sábado, 12 de noviembre de 2011

Cuando te casas con el banco

Desde este blog siempre hemos abogado por ser muy poco fieles a los bancos y lo hemos puesto por bandera en diversos tipos de situaciones: buscando la mejor cuenta o regalo para nuestra nómina, la cuenta con menos comisiones, la cuenta con más descuentos de recibos e incluso el mejor depósito. Siempre debemos irnos donde nos den más.

Pero existe un gran problema… y es cuando nos hipotecamos. Cuando nos hipotecamos lo único que podemos elegir es precisamente eso, la hipoteca. Y basta.

Es importantísimo, entonces, que cuando nos casemos con el banco, es decir, cuando nos hipotequemos, no sólo veamos qué características tiene la hipoteca sino cuáles son el resto de servicios que ofrece su operativa. Por ejemplo si nos cobran o no comisiones por administración, pues serán años los que tengamos que pagar esta comisión; el precio de las tarjetas, las transferencias, etcétera.

Tenemos que saber que aunque queramos cambiar de banco habrá cosas que no podremos cambiar seguramente: la nómina por cuestiones de operatividad (tendríamos que estar pasando el dinero para la nómina y todo lo que nos van cobrando); el seguro de vida asociado será también para toda la vida y por tanto tendremos que mirar las coberturas, las tarjetas, etcétera.

Por lo tanto cuando nos hipotequemos, si no es con una hipoteca con muy poca vinculación, no podremos aprovechar las promociones por cambiar de banco y, por tanto, tenemos que vigilar que la entidad no cobre comisiones y tenga una buena operatividad de cara al futuro.

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